Tequila: conquistar mercados y también gustos alimentarios
El tequila es un referente identitario de México ante el mundo. Además de tener la denominación de origen, es uno de los principales productos por los que se identifica a México en el mundo. ¿Pero qué hay detrás de la venta de un producto local en el ámbito internacional? Exploremos el caso del tequila en un mercado por demás complicado: Francia.
Martha Murguía Fur es una emprendedora tapatía residente en Francia que ha llamado la atención. Su giro principal es organizar degustaciones y recetas francesas reinventadas con un toque de tequila, para que el público francés, o el parisino, deje de lado el prejuicio arraigado de que el tequila es el alcohol de los estudiantes cuando se quieren embriagar rápido y sin calidad: sin tomar en cuenta su elaboración, sus aromas, sus sabores y menos la historia de una tradición.
¿Cómo conquistar mercados con un producto local, si no se toman en cuenta las características socioculturales? Los franceses se caracterizan por ser ávidos viajeros, no relacionándose el hábito de viajar con la clase social. Bajo esa premisa, Murguía Fur ideó un negocio basado en la curiosidad: mostrar a un francés la complejidad del tequila por medio de degustaciones guiadas. Los franceses tienen desde muy pequeños una socialización bastante marcada al mundo del vino: ellos no hablan de vinos “suavecitos”. Desde pequeños, están familiarizados a todo un vocabulario como: equilibrado, complejo, astringente, retroolfacción. Aprovecharlo para transmitir que con el tequila también existen estos matices ha sido una fortaleza del negocio.
¿Y cuáles son los problemas o áreas de oportunidad a las que se enfrenta este modelo? En principio, también por una cuestión sociocultural, el francés está acostumbrado, desde la escuela elemental, a decir cuáles son las cosas que le faltan a algo para ser perfecto: “Sería excelente, si no es porque le falta permanencia en boca”. Aunado a esto, los franceses están orgullosos de su tradición culinaria. ¿Cómo aceptar que una mexicana les prepare un foie gras con reducción tequila? ¡Sacrilegio! Pero, apelando a su curiosidad y su deber de aprender, incorporado culturalmente, están obligados a probar, y ahí es cuando pueden reconocer que el tequila puede volver más interesante un sabor familiar, volverlo un sabor nuevo y entusiasmarlo.
Otra dificultad sociocultural para el emprendedor mexicano, acostumbrado a la corrupción, es creer que con mordida arregla las cosas. Pero las leyes francesas son estrictas con los alimentos y el alcohol de importación.
Entre la competencia desleal que enfrentan los emprendedores mexicanos en aquel país, se encuentran, desgraciadamente, los compatriotas que ofrecen sus productos y servicios a un precio menor, pero que no están debidamente registrados ante el fisco francés.
Al final, en este ejemplo, se muestra cómo hasta para emprender negocios de alimentos y bebidas tan arraigados a nuestra cultura es necesario incorporar un conocimiento socioantropológico de la sociedad a la que se introducen.
En un país donde estamos acostumbrados sólo a leer noticias malas, resulta motivo de orgullo saber de personas que llevan en alto nuestra cultura en otras latitudes, con base en el esfuerzo, dedicación, pasión, y sobre todo, la resiliencia que implica el proceso de inmigración.
Twitter: @Lillie_ML
Publicado originalmente en El Economista
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